Imaginería doméstica del siglo XVIII – San Antonio de Padua

Escultura doméstica de san Antonio de Padua elaborada en Santiago de Guatemala en el siglo XVIII.

Escultura doméstica de san Antonio de Padua elaborada en Santiago de Guatemala en el siglo XVIII.

En Santiago de Guatemala durante el siglo XVIII hubo gran producción de escultura en madera con revestimiento policromado, también conocida como imaginería doméstica. Estas obras fueron destinadas a fomentar la devoción privada y contemplación entre los religiosos y fieles católicos.

Para la manufactura de una escultura doméstica se requería de varios especialistas, iniciándo la obra el escultor y el ensamblador. El escultor era el responsable de realizar la talla sobre las piezas de madera, trabajando en conjunto con el ensamblador, quien se encargaba de realizar el ensamble de las piezas de forma adecuada, con el fin de aprovecharlas al máximo, así como seguir el “hilo” de la veta de la madera para que fuera resistente. Una vez concluida la escultura en madera “vista”, pasaba a cargo del estofador, quien se encargaba de aplicar la base necesaria para el oro o de plata y luego la aplicación del color. Sin embargo, en ese momento había un paso intermedio en el cual participaba el encarnador, que era el especialista en la aplicación del color en el rostro, manos y otras partes del cuerpo que mostraban piel. La base de oro o plata era preparada por el batihoja, quien realizaba un cuidadoso trabajo de elaborar finas hojas de oro o plata, las cuales tenían que ser manipuladas suavemente y con pinzas, para evitar que se deshicieran. Para lograr una buena integración de esta fina capa de oro se requería de un pulidor, generalmente con punta de piedra de ágata.

La escultura de san Antonio de Padua que tenemos como ejemplo, nos muestra un hombre joven, imberbe, vestido con traje de la Orden de Frailes Menores, llamados franciscanos por su fundador, san Francisco de Asís. Tiene un traje azul decorado con diseños florales trabajados con lámina de oro. Al observar detenidamente el color azul del hábito se puede identificar una especie de brillo claro como fondo, porque la base es una aplicación de plata recubierta con barniz azul. La manufatura de esta escultura también contó con la participación de un maestro platero, resposable de elaborar el aura de san Antonio, así como el resplandor del Niño Jesús, el cual es de plata sobredorada, mostrando las tres potencias características de su jerarquía. Con los dedos de la mano izquierda sostiene una azucena de plata.

El uso del traje azul por los franciscanos durante el siglo XVIII está asociado al apoyo que brindaron para el reconocimento de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

 

Detalle de rostros y complementos manufacturados en plata

Detalle de rostros y complementos manufacturados en plata